Nací en Recife, capital del estado de Pernambuco Brasil. Desde muy pequeña mi madre, doña Áurea me inculcó el amor por la danza, la música y el deporte. Mi familia por ambas partes es originaria de un pueblito llamado Itapetim en una región del estado llamada sertão do Pajeú.
Los primeros recuerdos de una presentación vienen por algunas fotos, tenía 3 añitos, fue en una coreografía creada por mi madre para sus alumnas en un desfile de 7 de septiembre, día de celebración de la independencia de Brasil. Estaba vestida de baiana, un personaje típico en la cultura afro brasileira. El vestuario era moderno y coqueto idealizado por la coreógrafa.
Me vienen muchos recuerdos de las primeras clases de ballet, de coreografías y obras de teatro en las que participé en mi activa niñez.
En la adolescencia todo fue tomando un rumbo más serio, primero con la gran maestra María Helena Sette que montaba obras contemporáneas. Luego con el ballet popular de Recife dirigido por mi querido maestro y director André Madureira. Esos dos mestres fueron primordiales en mi formación, porque me enseñaron el respeto por mi trabajo y la importancia de la investigación tanto para bailar como para crear obras. Cuando tenía 15 años llegó a mis manos «Mi vida» la autobiografía de Isadora Ducan, después de esa lectura no me quedaba ninguna duda acerca de mi futuro profesional.
Había decidido que mi rumbo se haría en el universo de las artes, más específicamente en la danza. Aunque seguí y sigo investigando y experimentando en otras áreas de las artes escénicas y audiovisuales. Empecé a trabajar y estudiar tenazmente. En esa etapa bailé en todos los teatros más importantes de mi estado y también en algunos de la región. Fue un momento muy rico también por los viajes que realicé para investigar los bailes y rituales tradicionales de la región.
En 1991 me incorporé al Maracatu Estrela Brilante de Recife al cual desde la distancia pertenezco hasta hoy. Intuía en esa época lo que me dijo un maestro que tuve años después: “El arte no tiene Patria pero el artista sí”. Está en el Maracatu representa para mí defender los valores y la cultura tradicional de mis antepasados, al menos tiempo ser personaje activa en las tomas de decisión de transmutación cultural.
Buscando nuevos horizontes profesionales, en 1995 acepté la invitación del bailarín y coreógrafo Mario Cardona para hacer parte del equipo del director Fernando Bicudo en el departamento de danza del Teatro Arthur Azevedo en el estado brasileño de Maranhão. Paralelamente empecé a trabajar también con Bicudo en su proyecto de la Compañía Opera Brasil. Fueron años fantásticos de aprendizaje, creación y experiencia profesional. Tuve la oportunidad de ser alumna y bailarina del maestro Antonio Gaspar que es de fundamental importancia en mi formación.
En esa etapa bailé en todos los teatros más importantes de Brasil. Recuerdo la emoción cuando por primera vez pisé los escenarios de los teatros Municipales de São Paulo y Rio de Janeiro y Teatro da paz em Belém, donde años antes artistas consagrados como María Calas y Anna Pavlova habían compartido su arte. Grandes responsabilidades y compromisos marcaran esa etapa. En 1999 conquisté mi primera medalla en un concurso internacional en la categoría de ballet moderno. Bailé la coreografía Mujer de Barro de Antonio Gaspar, que además de interprete realicé la investigación para la puesta en escena.
Como premio del concurso recibí una beca en Buenos Aires, Argentina, donde aprendí muchísimo con mi maestro Alfredo Gurquel. De allí partí para La Habana Cuba para hacer un curso de verano. Al final la vida hace de las suyas y me he quedado allí por muchos años. Tuve la oportunidad de tener como maestros personajes como Alicia Alonso, Fernando Alonso, Migdalia Montero, Josefina Mendéz, Loipa Araújo, Ana Leite, Lidia Díaz, Miguel Rodriguez, Gladys Acosta, Mijaela Tesleoanu, Mercedes Vergara, entre otros tan importantes en mi formación.
Conquisté una beca para el Instituto Superior de Arte de Cuba, y me gradué con título de Oro en la carrera de Ballet Clásico dirigida por la maestra Teresa Romero. También tuve la oportunidad de hacer mis prácticas profesionales como bailarina en el Ballet Nacional de Cuba, con la compañía subí en los principales escenarios del país. Mis prácticas como docente realicé en el Instituto Superior de Arte, como profesora de técnica del ballet en el I año de la carrera.
De Cuba partí para Caracas Venezuela, donde Bailé con el Ballet del Teatro Teresa Carreño y trabajé como docente de ballet y preparación física de la Academia de Ballet Fanny Montiel.
Actualmente vivo en Madrid, España, donde trabajo como docente de danza clásica en diferentes instituciones. También ejerzo como bailarina y coreógrafa independiente.
Prima linda, arrasa como sempre, bjs!
Obrigada Pela força prima querida! Bjsss